Última actualización: 20000529.
Diseño: Rodrigo "Alley'Gator" Hunrichse
Artículo de Diario EL MERCURIO (digital) del 20000519
Sección Deportes
Extranjeros en Dimayor: ¿Quién fue el mejor?
Al momento de elegir a los foráneos más destacados en los 20 años de la liga, se imponen dos factores: capacidad deportiva y profesionalismo, los que no siempre han ido de la mano.
Javier Piñeiro Dávila
Desde que fue creada, en 1979, la Dimayor sustentó el peso del espectáculo en la presencia de jugadores extranjeros, de preferencia estadounidenses y, más específicamente, afroamericanos.
Con mayores o menores fundamentos técnicos, los elementos foráneos han dejado sentir su calidad, ya sea en el juego interior (la mayoría) como fuera de la zona pintada.
Determinar quién ha sido el mejor que ha pasado por la Dimayor puede ser una tarea imposible. O, al menos, puede constituir un tema que dé paralargas conversaciones salpicadas de anécdotas, por cierto sobre la vida y obra de los basquetbolistas extranjeros en Chile (de lo que versará el reportaje de la próxima semana).
Quizás por cartel, el más laureado sea Carey Scurry, el alero de 2,01 metros que asombrara en la UDE y Colo Colo (con el que fue campeón en 1997) hasta hace tres años. Nacido el 4 de diciembre de 1962, en Brooklyn (Estados Unidos), estudió en las universidades de North Eastern Oklahoma A&M y Long Island antes de llegar a la NBA en la temporada 1985-86.
Seleccionado en el 39 casillero de la segunda ronda del Draft, fue fichado el 18 de junio de 1985 por Utah Jazz durante la misma campaña en que el club de Salt Lake City eligió a Karl Malone (claro que este último lo hizo como 13 de la primera vuelta) y un año después de la contratación de John Stockton.
Scurry, siempre dirigido por Frank Layden, permaneció durante tres campeonatos en la franquicia, por la que registró dignos números. En temporada regular estas son las cifras: 176 partidos (cinco como titular), 2.368 minutos (13,5 de promedio); 319 de 664 tiros de campo (48%), 8 de 32 triples (25%), 199 de 299 lanzamientos libres (66,6%), 521 rebotes (223 ofensivos), 191 asistencias (3,0), 373 faltas, tres expulsiones, 180 robos, 142 bloqueos y 845 puntos (5,0 por encuentro). En playoffs, registra ocho encuentros, con 5,2 anotaciones.
Su mayor logro en la NBA fue haber convertido 21 puntos en un encuentro y, con 20, haber sido el máximo agente ofensivo en el partido en que Utah perdió 121-107 como visita frente a Dallas Mavericks, el 4 de abril de 1987.
Dado de baja por Utah el 20 de enero de 1988, Scurry se dio un lujo del que muy pocos pueden ufanarse: haber defendido la camiseta de New York Knicks. En rigor, la estación fue breve por el equipo de su ciudad natal, pues firmó dos contratos de diez días (2 al 22 de marzo) y alcanzó a jugar sólo ocho minutos (cuatro partidos), acertar uno de sus dos tiros al aro, capturar tres rebotes, dar una asistencia, robar dos balones y bloquear un intento.
Otro nombre con galones en la élite es el del base Martyn Norris (27/7/73), quien actuó por Petrox en 1998, pero debió marchar prontamente al sufrir una neumonitis (lo que motivó que Daniel Viafora desempolvara las zapatillas para dar una mano a su querido cuadro).
Verdadero trotamundos, Moochie acumula experiencia en la universidad de West Florida, Fort Wayne Fury (CBA), Pau Orthez (Francia), Gaiteros de Zulia (Venezuela) y, de la NBA, Vancouver Grizzlies, Seattle SuperSonics y Houston Rockets.
Norris militó por el equipo texano en la actual campaña, luego de que suscribiera un acuerdo el 8 de febrero pasado por el sueldo mínimo (para un jugador con tres años en la liga, como él, la cifra llega
a los 460 mil dólares).
El conductor vio acción en 30 encuentros (nunca desde el comienzo), para totalizar 50 contando sus anteriores escuadras. El 13 de abril le hizo 19 puntos a Dallas y el 16 repartió diez asistencias contra los Sonics. Promedió 6,9 puntos , 3,1 servicios para canasta y 2,3 tableros en 16,7 minutos.
Gigantes al ruedo
Las reflexiones en torno a quién ha sido el extranjero más brillante, en todo caso, no sólo toman en cuenta el bagaje en gimnasios de otras latitudes. La deportividad, las marcas conseguidas, la nostalgia, los años de permanencia y la espectacularidad de las maniobras, inciden también en el repaso.
Así, surgen figuras como la del correctísimo panameño nacionalizado Viafora, de imborrables actuaciones en Vulco, Naval y Petrox. Seleccionado de su país, vino por unos días a Chile en los albores de los '80 y terminó quedándose hasta ahora, al punto que trabaja en la empresa petrolera y dirige a las series menores de la institución, una de las que siempre se caracterizó por el buen nivel de sus refuerzos foráneos.
Emerge también en la memoria la dupla de norteamericanos de Universidad Católica compuesta por Paul Gartlan (blanco) y Daryl Baucham. El primero, licenciado en economía del Randolph Macon College (Virginia), llegó en 1981 a Petrox y disfrutó de sus mejores pasajes con la camiseta cruzada, equipo que acaparó cuatro títulos consecutivos (1983-86). El segundo, con experiencia en ligas universitarias yankees, se mostró como una carta temible bajo el cesto.
Rendidor igualmente ha sido el eterno Mack Hilton (otrora estadounidense, ahora chileno). Fuese en Sportiva Italiana, Universidad de Chile, San José, San Javier, Naval, Colo Colo o Llanquihue, siempre mostró su sello de gran anotador. Hace 15 años decía que los basquetbolistas chilenos eran flojos, porque sólo les gustaba jugar y no entrenar.
De breve paso, Michael Burns consiguió algo impresionante en 1984: con los colores de Vibram, le marcó 93 puntos a Malta Morenita y estableció un récord aún vigente en la Dimayor. No le bastó, eso sí, para superar las 106 unidades que el también norteamericano (blanco) Randy Knowles había convertido por Sirio al debilísimo Mademsa en la competencia de la Asociación Santiago tres años antes.
¿Más cartas? Dan Mazulla, Tom Wimbush, Dave Wilburn, Alvin Frederick, el fallecido Ray Broxton, Benny Anders, Keith Mouson, Arthur Claybion, Percy White, Al Newman, Wayne Freeman, Phillipe Terremoto Bernard, Willie Bland, Michael Williams, Kerry Blackshear, entre tantas otras.
Durante la próxima temporada del certamen, que se inicia en septiembre, cada equipo de la liga deberá contar por reglamento con sólo un elemento extranjero. La precariedad económica no da pie para que todos dispongan de una dupla, considerando que el sueldo promedio fluctúa los tres mil y seis mil dólares mensuales. Nada comparado con los 21 millones que se embolsa por temporada Kevin Garnett (el mejor pago de la NBA) o, incluso, los 22 mil que recibe cada treinta días el base argentino Marcelo Milanesio. Pero suficientes para aquellos morenos (y también blancos) que iluminan las canchas criollas con su talento.
Por Javier Piñeiro Dávila
Con óptica chilena
Manuel Herrera (jugador chileno más destacado de los últimos 25 años): Los mejores, por todo lo que han aportado al básquetbol chileno, han sido Paul Gartlan, que lo sigue haciendo, Daniel Viafora y Mack Hilton. Como calidad en la cancha, Carey Scurry... En los últimos años ha mejorado el nivel, aunque siempre hay de todo.Héctor Oreste (ex entrenador de selecciones nacionales y tetracampeón de Dimayor con la UC): Por mi condición de profesor, en la elección combino dos aspectos fundamentales: la capacidad deportiva y las condiciones personales. Por eso escojo a Paul Gartlan, Daryl Baucham y Daniel Viafora. A los tres tuve la oportunidad de dirigirlos. Los dos primeros en Universidad Católica y a Daniel en Naval de Talcahuano. Por sus fundamentos técnicos y su categoría personal son los mejores.
Juan Aguad (periodista especializado en básquetbol): Pienso que no hay uno mejor de todos los tiempos, sino que mejores en cada época. Por ahí debe ir el análisis. Cada etapa tiene distintos aspectos: sistema de torneos, reglamentación y rivales, por ejemplo. Hubo años en que Gartlan dominó en forma notable, otros en que Alvin Frederick también fue importante. Después vino Scurry, que en Colo Colo levantó el básquetbol en Santiago. En los últimos años, el que marcó más diferencias fue Kerry Blackshear. De los comienzos, destacaría a Dan Mazulla, a Carlton Johnson, a Ray Broxton. Hubo muchos.
Patricio Briones (capitán de la selección chilena que compitiera en el reciente Sudamericano): De los que vi, me quedo con Eric Brown (U. de Concepción y Osorno). Un tipo completo, buena persona, con los pies bien puestos en la tierra. Llegó en 1994, sigue siendo desequilibrante y es muy funcional.
Juan Morales (director técnico de la última selección adulta): Scurry, porque tenía de todo. Si no hubiera tenido problemas con el alcohol, hubiera seguido jugando. Era extraordinario, ganaba los partidos solo (no en vano, en una semifinal le marcó 67 puntos a Petrox). Le observé aspectos defensivos que jamás había visto en Chile. A veces se taimaba, pero las hacía todas: actuaba hasta de pívot. Los rivales le tenían miedo, los desestabilizaba sicológicamente. Otro bueno fue Willie Bland, al que dirigí. De 1,92 metros, pero bravísimo.
Luis Cerda (presidente de la Dimayor desde hace dos décadas): Es un tema complicado, porque ha habido muchos. Uno tiende a elegir a los de la zona de uno. Como talquino, siempre recuerdo a (Dave) Schakeford, que fue campeón con Español el '81. También podría nombrar a Baucham, Gartlan, Hilton, Wimbush... Solían venir en parejas: (Dave) Wilburn y Wimbush, (Carlton) Johnson y (George) Holt... La gente siempre los ha pedido. Creo que el más completo ha sido Scurry.
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