Última actualización: 20010610
Diseño: Rodrigo "Alley'Gator" Hunrichse
Artículo de Diario EL MERCURIO (digital) del 20010228
Sección deportes
¿El bautizo De Salah?
Juan Aguad Kunkar
No puede ser que cuando faltan cuatro meses y medio para el inicio del Sudamericano cestero de Valdivia aún no exista una selección nacional, ni siquiera una preselección. Los nombres de ésta última fueron dados a conocer en noviembre del año pasado, pero aún no juegan y ni siquiera entrenan en ese carácter. Por ahí, en el extremo sur, hace una quincena de días atrás, un grupo de ellos, que incluía algunos juveniles, jugó un par de pichanguitas con un desconocido elenco argentino para entrar en calor. El conjunto transandino, incluso, fue integrado por un par de chilenos. Los resultados fueron lo de menos. Eso ha sido todo hasta hoy.
Todo lo demás que se habla, comenta e informa del seleccionado, son las renuncias de una media docena de los principales integrantes, respaldados por los dirigentes de los clubes a los que pertenecen, quienes invocan como principales razones problemas de estudios, de dudosas lesiones, desconfianza en el técnico y diferencia en las remuneraciones que les deben ser canceladas. La gran mayoría, además, argumenta no confiar en el directorio de la Federación, en especial en su presidente, Miguel Herrera, acusándolo de falta de transparencia y claridad en sus procedimientos. Este, por su parte, no cree mucho en las excusas de los jugadores y declara que los anuncios de renuncias sólo alcanzan a dos jugadores (Salinas y Coro). El asunto no es nuevo, porque esto mismo ocurrió en el anterior Sudamericano, que significó trizaduras en las relaciones de los seleccionados y aplicación de severos castigos a quienes renunciaron.
Mientras tanto, el DT seleccionador, Juan Morales, toma palco en Concepción a la espera de que los problemas se resuelvan solos o milagrosamente. Nada se sabe de alguna intervención suya por buscar algún camino de entendimiento. Su respuesta es que hay un programa de trabajo y el próximo lunes los preseleccionados deben hacerse un test médico y otro físico en Talca o Concepción.
Lamentablemente, tampoco se conoce alguna iniciativa del vicepresidente de la Federación, Luis Cerda, nada menos que el timonel de la Dimayor, de la cual forman parte todos los llamados a la selección.
Tal como van las cosas, es posible que Chile no tenga equipo para presentarse en el torneo subcontinental y el campeonato no se haga, o tenga que ponerse en cancha a un improvisado conjunto de juveniles, dañando su imagen deportiva y de seriedad. Más aún si se trata del país dueño de casa, que después de 24 años esperaba la propicia ocasión para encaramarse dentro de los cuatro primeros de América y participar tras varios decenios en un preolímpico.
Hace falta una rápida decisión, con todos los protagonistas y los antecedentes claros sobre la mesa, buscando una solución armónica y justa, en la que todos recuerden cuál es su papel y el obligado compromiso de representar en la mejor forma al deporte chileno.
Lo peor es que una ciudad, Valdivia, ha comprometido buena parte de su erario municipal para modificar casi totalmente su gimnasio y ha asumido también el compromiso de hacerse cargo del alojamiento, mantención y movilización de las diez delegaciones, con un costo superior a los 300 millones. Por su parte, la ex Digeder aprobó una suma cercana o superior a los 70 millones para la preparación del seleccionado, que consultaba en su itinerario con salidas comprometidas al exterior. Asimismo, el principal canal deportivo de televisión por cable ya suscribió un contrato para proyectar el torneo y la Confederación Sudamericana destinó fondos para su realización.
La situación ya tiene visos de una verdadera rebelión, la que seguramente obligará a intervenir a las primeras autoridades del deporte nacional para poner fin a esta verdadera chacota, otra más en el vapuleado medio nacional. Quizás será el bautizo para el nuevo director del Instituto Nacional del Deporte, Arturo Salah.
Por Juan Aguad Kunkar
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