Última actualización: 20011206
Diseño: Rodrigo "Alley'Gator" Hunrichse
Artículo de Diario EL MERCURIO (digital) del 20010730
Sección deportes
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Estamos muy decepcionados por no haber cumplido el objetivo. Pero debo agradecer a los jugadores, que se brindaron por completo. (...) Si hay algo que pudimos realizar mejor, fue haber contado con todos los jugadores para la gira. Lamentablemente, por lesiones y otros problemas, no se pudo. Juan Morales , el DT de Chile, quien no quiso confirmar su anunciada renuncia al cargo.
La base de nuestro éxito fue la defensa, que funcionó durante todos los partidos del torneo. Estoy muy satisfecho con los jugadores, pero habrá que repensar la nómina para el Premundial, porque la exigencia será distinta. Rubén Pablo Magnano , técnico de Argentina, tras la victoria sobre Brasil.
El juez dirigió mirando a la mesa de la Consubasquet. Hélio Rubens , el adiestrador de Brasil, fue muy duro frente al cometido del pito mexicano Carlos Cardeno.
Valdivia
La gran farra de Chile
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| Roland Fritsch intenta superar la marca de los postes paraguayos, en el último partido de la selección en Valdivia. |
Javier Piñeiro Dávila
El básquetbol chileno pudo haber dado un paso adelante en Valdivia. Enfrentado a la coyuntura histórica de organizar un Sudamericano por primera vez desde 1977, el baloncesto nacional volvía a una vitrina que sus actores reclamaban desde hace años.
Pero era ilógico esperar que el conjunto dirigido por Juan Morales finalizara entre los cuatro mejores del torneo. No tanto por la preparación efectuada para la cita, sino que por el simple hecho de que el nivel de los jugadores criollos está varios escalones más abajo que el de los planteles de Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela.
Aunque en Chile, quizás por desconocimiento, muchos pensaran que en casa y con actitud se podía dar el golpe.
Los basquetbolistas
Las carencias técnicas, físicas y tácticas de los jugadores que se calzaron la camiseta roja en Valdivia son, salvo contadas excepciones otorgadas por los más jóvenes, situaciones casi insalvables para estos nombres.
Porque si se trata de rescatar figuras, de verdad cuesta. Un puñado: Galo Lara (9,9 puntos, 1,7 rebote y 0,4 asistencia de media), el mejor del equipo, un basquetbolista cada vez más maduro, con condiciones para desequilibrar desde el perímetro y sacar mucho partido de sus minutos (aunque ayer decepcionó); Patricio Briones, con poder anotador (15,0 y 6,4 tableros, en 26,4 minutos de media) y un deseo de superación personal poco frecuente en el medio, aunque se haya visto lento e insista en rehuir la responsabilidad de ser un pívot neto; Mack Hilton (6,3 puntos, 5,7 rebotes y 26,9 minutos), un aporte en todo sentido, casi un ejemplo para sus compañeros, aunque su peso ofensivo ya no sea el de antes; y, en inferior medida, Roland Fritsch (14,6 puntos y 5,8 rebotes), Percy Werth, Rodrigo Espinoza, Marco Cornez...
Quién sabe cuánto hubiese mejorado el nivel con Patrick Sáez, Marcelo Ruiz, Rodrigo Zúñiga y Jorge Valencia. Hay hechos claros, eso sí: el equipo no tuvo un base confiable, que alimentara con frecuencia a los postes; tampoco dispuso de un escolta goleador como el barbudo de la U penquista; y, probablemente, no hay en el país muchos basquetbolistas con los fundamentos defensivos del pívot del quinteto de Concepción.
Sometidos a la presión de responder - a sus propias expectativas y, algo que influyó casi negativamente, al dinero convenido- , quedó claro que hay jugadores para amistosos y otros para duelos oficiales.
Del grupo que integró la selección, es muy poco lo que se puede rescatar pensando en futuras competencias, como el Sudamericano del próximo año.
El cuerpo técnico
Juan Morales no llegó en la plenitud de sus condiciones a dirigir a la selección. Ni siquiera pudo aportar en Valdivia con su conocida faceta motivadora.
El entrenador se mostró agotado y eso repercutió en su autoridad sobre el plantel y en su claridad a la hora de trabajar.
Si ya las críticas lo señalaban como un técnico con poca dedicación horaria al equipo, su desempeño en el Sudamericano le sumó más puntos en contra a un recuento que también hablaba de una mala programación de la gira y a la inclusión en el plantel de elementos que no tenían nada que hacer (como Marcelo López o Mike Elliot).
En cuanto a sistemas aplicados, todo se relativiza por el pobre nivel individual. No es culpa de Morales que los jugadores se hayan olvidado de anotar triples, aunque sí es su responsabilidad haber insistido tanto por esa vía.
Sus ayudantes, Marcos Guzmán y Héctor Vera, no dejaron su sello, por ejemplo, en la implantación de funciones específicas para determinados elementos del conjunto. El DT del Deportivo Valdivia, en todo caso, brindó más frialdad a la hora de las decisiones. A nivel físico, el preparador Orlando Torres hizo lo que pudo en un período de menos de un mes.
Hoy, considerando que Morales dirigió ayer por última vez a la selección, es el momento de buscar un sustituto que acredite seriedad, actualización y que imponga una disciplina táctica como la que Chile no tuvo. ¿Nombres? En el ambiente circulan los de Manuel Herrera, Néstor Gutiérrez, Carlos Álvarez (actualmente con la femenina), Miguel Ureta y, fundamentalmente, Cipriano Núñez. O puede ser extranjero, como el joven Pablo Coleffi, ex coach de Atenas, hoy sin club.
Los dirigentes
Para que la situación mejore, primero hay que reestructurar completamente la actividad. Porque no todo es cuestión de recursos, como Uruguay ha demostrado durante años.
Un paso que urge como prioritario es el de la renovación de las autoridades de la federación. Tras más de un lustro de mandato, Miguel Herrera Sepúlveda ha acumulado más denuncias por falta de probidad administrativa que éxitos deportivos. Y en Valdivia volvió por sus fueros: fue directo responsable, por gestionarlo a última hora, de que fracasara el contrato con un auspiciador, lo que daña en gran medida la confianza que pueda inspirar la entidad en la empresa privada.
Y no hay que engañarse: los 68 millones de pesos para la preparación del equipo fueron aportados por el Instituto Nacional de Deportes y la Confederación Sudamericana añadió 43,5 millones más.
Otro tanto ocurre con la Dimayor, una entidad que jamás ha logrado consolidarse y cuya debilidad repercute en el nivel de la selección.
Ahora, cuando el equipo está en el suelo y los planes de impulso escolar claman por una oportunidad, sólo queda un camino: trabajar. Y en forma honesta, para que no se desperdicien más oportunidades de crecimiento.
Por Javier Piñeiro Dávila,
Enviado especial a Valdivia
Lo que faltaba
Querían terminar bien. De por medio estaba el orgullo y una sed de revancha frente al Paraguay de Javier Martínez.
Pero todo fue en vano. La selección nacional perdió 72-58 (36-25) contra el quinteto de Juan Pablo Feliú y terminó sexta en el 39 Campeonato Sudamericano, que anoche culminó en Valdivia.
El cuadro chileno volvió a fracasar en su propuesta desde el perímetro. No en vano, acertó apenas tres de 25 triples, como para pensar que el poder desde esa zona no era real.
Con hombres abatidos y reventados antes de entrar a la cancha, la selección no fue más que una suma de individualidades. Un poco de Patricio Briones (18 puntos), otro tanto de Roland Fritsch, el peso defensivo de Mack Hilton, en contrapartida a un errático Galo Lara (un acierto en cinco intentos), un impreciso y sobreexcitado Rodrigo Espinoza (cero de ocho desde el campo) y un Leonel Méndez que sintió el rigor de una amigdalitis.
Paraguay propuso una defensa zonal (2-3), que no se vio mayormente afectada por la temprana salida de José Carrillo - como tampoco le había sucedido, en su momento, cuando Luis Fernando Dose se lesionó- . Martínez, que fue tomado preferentemente por Mike Elliot, apenas lanzó para el 36 por ciento de efectividad.
Un parcial de 20-2, luego de ir perdiendo 7-2, cerró el primer cuarto para los visitantes. Todo murió allí. Porque pese a que Chile logró igualar el partido en el tercer cuarto (a 44, restando 1:56 minuto), jamás logró ponerse arriba, lo que hubiera, quizás, otorgado a un envión anímico a una selección que se despidió de un Coliseo Municipal con tribunas semivacías.
Valdivia
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