Última actualización: 20020330

Diseño: Rodrigo "Alley'Gator" Hunrichse

Artículo de Diario EL MERCURIO (digital) del 20011205

Sección deportes

OPINIÓN

Muy malos

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Edgardo Marín

Edgardo Marín

Edgardo Marín

Se ha venido diciendo durante décadas que el diseño de los campeonatos no es una cuestión significativa para resolver los temas más importantes del fútbol. Que no es la forma de los calendarios lo medular sino la consistencia de los competidores. Que clubes fuertes y, en consecuencia competitivos, tendrán una base societaria amplia y producirán una competencia atractiva para el público consumidor del producto. Tan simple como eso. Todo lo demás puede mejorar o empeorar esta realidad, pero esto es lo central. La base, el fundamento.

Sin embargo, con singular majadería se ha venido insistiendo, desde los orígenes, en solucionar lo básico a través de lo accesorio. Esto es, enfrentar las crisis - que entre nosotros son un estado permanente- , modificando los sistemas de campeonato. Lo han vuelto a hacer en estos días.

Nada es nuevo, como se ha señalado en este espacio tantas veces, en el escenario de las ideas salvadoras de nuestro fútbol. Casi todos los errores imaginables ya han sido ensayados.

El tema del descenso, por ejemplo, ha tenido distintas versiones. Incluso el descenso por promedios (tontería intentada en Las Termas de Chillán la semana pasada y apenas abortada por un tecnicismo reglamentario), ya figuró en los campeonatos chilenos hace más de 40 años. En 1958, Green Cross descendió por puntaje promediado. Pero el asunto
no prendió, aunque se produjo otro descenso similar.

En general, la idea de suspender el mecanismo de ascenso-descenso está siempre rondando al dirigente de club. De hecho, no hubo descenso entre 1933 - año del primer torneo profesional- y 1953. ¡Veinte años haciéndole el quite! Incluso se evitaron descensos por decreto - Rangers, en 1982- y hasta se decretaron ascensos, como el de Santiago Wanderers ese mismo año.

La forma de los campeonatos es también un tema antiguo y todos los formatos se han intentado. Dos ruedas, tres ruedas, liguillas por el título y por el descenso y por la Copa Libertadores, descenso automático o por promoción. Lo que usted quiera.

¿Competidores? También los que quiera: 8 en 1933, 12 el '34, 6 el '35 y el '36, 7 el '37 y el '38, 10 del '39 al '43. Y 12 y 14 y 18 y 16.Y 22. ¡Y hasta la locura mayor de 1984, con 26 equipos!

¿Cómo explicarles a los dirigentes que van llegando a la ANFP que sus revoluciones ya fueron? (Y que todo siguió igual, además. O peor). ¿No leen? ¿No saben? ¿Nadie les cuenta?

En cualquier caso, quizás sea mejor que sigan cometiendo errores conocidos. Mal que mal, el fútbol sigue existiendo. Si ensayaran alguna de las nuevas ideas que se han escuchado en los últimos días, ahí sí que habría que ir bajando la cortina definitivamente. Lo otro que hemos hecho mucho es copiar. Hace pocos años jugamos a la manera argentina. Ahora lo haremos a la mexicana. ¿Acaso no han visto, a través del mismo campeonato que está terminando, que el formato no es lo decisivo? (Y anote que para este año le quitaron la Promoción, que lo habría hecho aún más intenso y atractivo).

Pareciera que tenemos en estos días a la peor dirigencia nacional de la historia. Tanto, que hasta entre ellos se están encontrando malos.

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