Última actualización: 20011013
Diseño: Rodrigo "Alley'Gator" Hunrichse
Artículo de Diario la TERCERA (digital) del 20010726
Sección Deportes
Ante Argentina, la "Roja" sumó su cuarta derrota consecutiva en el Sudamericano
Chile va en franca rodada
La selección nacional no mostró nada de lo que exhibió frente a Brasil, el martes, y sucumbió por 96-54 ante algo más que la categoría del rival: el peso de la historia.
Felipe Hurtado H., enviado especial a Valdivia
Para Chile, Argentina siempre ha sido otra cosa: un problema casi insoluble. Ante Brasil, por alguna extraña razón, algunas veces se presenta la posibilidad de realizar un buen partido. Quizás, no se gane, pero es más parejo. Argentina, la otra potencia de la región, es paralizante para la "Roja". Hay respeto, pero también hay temor, razón por la cual hace 52 años que no vence a los de allende Los Andes. Y con esos antecedentes, intrínsecos en la historia deportiva nacional, la goleada que le propinaron los albicelestes al equipo que dirige Juan Morales estaba dentro de los pronósticos de todos.
Al final fue 96-54. Quien sabe se podría haber sido más, porque no existe duda que Argentina enfrentó el segundo tiempo del duelo con tranquilidad, con el relajo que le permitieron los 22 puntos de diferencia que consiguieron tras los 20 minutos iniciales (51-29). Sólo así, Chile tuvo una mayor comodidad en sus desplazamientos y consiguió, en el último período, los aplausos de un generoso público en el Antonio Azurmendy. Un público demasiado consentidor, a pesar de algunas pifias.
Volvieron a aparecer las falencias de todo el Sudamericano: complicaciones en defensa, lentitud en la transición y problemas con los tiros de distancia y los libres. Y así no se puede enfrentar a un combinado que se puede dar el lujo de no llorar por la ausencia de sus máximas figuras (Emanuel Ginóbili, Fabricio Oberto, Hugo Sconochini y los NBA Juan Ignacio Sánchez y Rubén Wolkowyski) y de todas formas ser demoledor. La rapidez y la fuerza lo vuelven intocable, impenetrable para alguien como Chile, que tuvo en el joven Marco Cornez a su figura más destacada, principalmente por su empeño y su personalidad.
Rubén Magnano jugó con Chile. Y lo hizo porque tiene con qué y porque lo necesita para prepararse para el Premundial. Tenía dos quintetos absolutamente titulares, cada uno capaz de tener un armador consistente (Montecchia, Farabello y Victoriano) y aleros fuertes en la marca y de buen tiro (Nocioni, Herrmann y Gigena), que siempre estuviera dispuesto a pasarle por encima a un rival débil. Es que, además, en Argentina todos pelean a muerte. Nadie tiene asegurado un cupo para Neuquén y todos quieren ganárselo en Valdivia.
En todo caso, se definió rápido. Eso fue cruel. La muerte del partido resultó una condena a cadena perpetua. Otro final de un encuentro que no cautivó a nadie, que comprobó la teoría de quienes desean crear un Sudamericano con dos divisiones, donde los grandes se enfrenten entre sí y los chicos entre ellos. De otra forma, lo único que importa es saber cuál será la diferencia entre dos equipos de mundos opuestos.
No será fácil lo de hoy para el técnico nacional, cuando a partir de las 21 horas enfrente a Colombia. Una confrontación favorable, pero a la que la "Roja" llega luego de cuatro derrotas consecutivas. El trabajo sicológico, o de motivación al menos, resultará vital para no desechar la opción de buscar el quinto puesto, el premio más alto al que puede aspirar ya la selección chilena.
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