Se apagaron las cámaras, los flashes dejaron de disparar y el enjambre de micrófonos se hizo humo tras la celebración del título de campeón. La Universidad de Concepción tocó el cielo, subió a la Primera A, pero ahora sus dirigentes se han sentado a trabajar de nuevo.

Han vuelto a la tierra con un sólo objetivo que no es otro que planificar el año 2003. Y en eso están. Trabajando sin meter mucho ruido, pero seriamente. "Trazando líneas", como aclara Mario Lucero, gerente técnico del club.

"Este viernes tengo que presentar el presupuesto para el próximo año, el que se está analizando. Este año la planilla del plantel fue de 12 millones, pero ahora hay que ver cual será el tope del 2003", precisó Lucero, quien partió con el representativo del Campanil en 1994, cuando el equipo iniciaba su peregrinación en Tercera División.

Del plantel 2002 "gran parte de los jugadores se van por término de contrato", pero otros se quedan porque pertenecen al club. Es el caso de los jugadores jóvenes como Luis Figueroa, Cristián Valdez, Ricardo Parada, Rodrigo Rivera, Claudio Becerra, Luis Alegría, Cristián Olivares y Pablo Valenzuela. Otros como Marcelo Jara, siguen por tener contrato vigente.

Por el momento, Mario Lucero subrayó que la continuidad del técnico Yuri Fernández, se resolverá a fin de mes, ya que es "probable que vuelva a Huachipato".

IDENTIFICACION.

Una de las principales políticas que impulsará la institución a corto plazo es producir una mayor identificación de la masa de alumnos universitarios del campanil con el equipo, fenómeno que en el último del partido frente a Antofagasta se plasmó con fuerza. Para eso, explica Lucero, explotarán campañas de marketing que apuntarán al joven universitario con promociones especiales para que se haga socio del club.

El gerente técnico enfatizó que el éxito de la UdeC es fruto de una excelente planificación, la conformación de un buen plantel a nivel humano y deportivo y la determinación de un presupuesto aterrizado. Esta fórmula intentarán repetirla en la Primera "A", categoría en la que tienen asegurado tres años de permanencia debido al "descenso programado".