Última actualización: 20050518.
Diseño: Rodrigo "Alley'Gator" Hunrichse
Artículo de Diario La Cuarta (digital) del 20031019
Sección La Cuarta Deportiva
Goleador del Campanil tiene sangre en el ojo con DT chuncheli
Marco Olea: "Castañeda nunca me dijo por qué me echó"
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(Foto: Humberto Peragallo O.) |
Dicen que el tiempo cura las heridas, pero Marco Andrés Olea Hueche aún no cierra la más dolorosa de su vida. El goleador de la "U" de Concepción sigue como Condorito y exige una explicación para el capítulo más negativo desde que se dedica al peloteo. En 1998 tuvo que cerrar la puerta por fuera de Universidad de Chile, el club donde hizo sus primeras armas y al que hoy puede darle el tiro de gracia con la camiseta del Campanil.
"Nunca lo he visto como una revancha. Cuando estaba en Audax, me la tomaba con soda. Incluso cuando asumió Víctor Hugo Castañeda, siempre quise que le fuera bien, porque es un técnico nuevo". En el Caracol le sobaron el lomitón y hasta lo engrupieron con que sería el sucesor del "Matador" Salas con la "11". Razones no faltaban, porque Olea fue goleador en todas las series azules y conserva un récord en las huestes bullangueras: Anotó la friolera de 54 goles en una temporada juvenil.
A principios de esa temporada fatídica, algo olía mal. Mientras sus cumpas viajaban a realizar la pretemporada en Maitencillo, Olea se tuvo que quedar en casona. "Me quebré un dedo de una mano y, pese a que el médico me había autorizado a viajar, Castañeda no me llevó. Me sentí 'cortado'. En cadetes duré medio año con él y me echó. No me lo dijo directamente, pero sentí que me estaban utilizando. Me querían mandar a préstamo y nunca salía nada. No me hacía jugar o me mandaba a entrenar en una serie más baja. Me paseó por varios puestos. Eso es 'penca' después de que era poco menos que el nuevo Marcelo Salas y al otro año me tenía jugando de lateral o de líbero. Me sentí manoseado", recuerda.
La vida le sonrió meses después cuando emigró a Audax y un año más tarde, cuando fue goleador potreril y logró el ascenso con la camiseta de Osorno, pero el mazazo fue tan fuerte que el artillero prefiere seguir desahogándose. "Víctor Hugo nunca me dio una razón, pero siempre tuve claro que no me quería. Muchas veces entrené solo, en el gimnasio del Caracol. Hasta que pedí mi pase y me lo dieron 'al tiro'. Eso me dolió, porque sentí que nadie hizo nada por retenerme. Si esa gente no se portaba así, mi carrera pudo ser más rápida".
El delantero sostiene que recibió el típico trato que se le da en los clubes nacionales a los elementos formados en casa. "A mí me echaron cuando recién salía de juveniles. Me había forjado una ilusión y, de un momento a otro, me la destruyó. Me ha costado, pero lentamente he conseguido lo que quería para mi carrera", añade, con una última palabra para el capítulo que prefería callar: "Esta es la primera vez que cuento lo que sentí en ese momento. Si me lo preguntaban, cortaba la conversación y decía que era una decisión técnica de Víctor Hugo. Hoy pienso que, conmigo, se equivocó. Nunca se lo he escuchado y sé que nunca lo va a reconocer, pero tengo claro que mientras Castañeda esté en Universidad de Chile, no podría llegar a esa institución. No me creo Maradona ni mucho menos, pero sé que mientras esté Víctor Hugo, no puedo volver a la "U". Hoy mi meta es llegar a cualquiera de los equipos grandes, pero no me obsesiona volver al Caracol".
Sus cuáticos festejos también tienen su explicación. "Lo de la corbata no lo hice pensando en figurar. Lo encontré divertido y se me ocurrió nomás. Resultó una cábala, porque he convertido goles", concluyó. (Christian González Arancibia)
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