Última actualización: 20030517
Diseño: Rodrigo "Alley'Gator" Hunrichse
Artículo de Diario la TERCERA (digital) del 20030505
Sección EL DEPORTIVO
El sonido del Campanil estremeció a la "U"
Universidad de Concepción consiguió un histórico triunfo en Santiago, el primero frente a un cuadro "grande". La derrota caló hondo en el cuadro azul, donde se multiplican las críticas a Víctor Castañeda.
Waldo Ponce no fue el caudillo de anteriores jornadas. Marco Olea, en cambio, le demostró a Víctor Castañeda que fue un error cuando el técnico lo echó de la juveni en 1999. El delantero hizo un gol y participó de los otros dos. |
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Un proyecto bien encaminadoLa "U" de Concepción quiere despegar. Y tras los últimos partidos ha quedado demostrado que está luchando para eso. El triunfo sobre Universidad de Chile fue una auténtica lección de fútbol y, además, encendió el proyecto que los universitarios quieren implantar. "Nos hemos propuesto metas y una de ellas es independizarnos más de la Universidad (reciben $ 30 millones de ella). Conformamos un buen equipo, que luchará por meterse en los playoffs", comentó el presidente de la Rama de Fútbol, Luis Santander. Pero no por ello pierden de vista lo inestable que ha sido su debut en Primera División, que en un minuto, incluso, amenazó la continuidad del técnico Fernando Díaz. Hoy con la calma de los resultados, el entrenador llama a mantener la mesura y a no perder de vista el principal objetivo: llegar a los playoffs. "Al principio recibimos siete u ocho goles y, entonces, la tarea era darle solidez defensiva al equipo para, posteriormente, añadirle un mayor volumen", recuerda Díaz. La ostensible mejoría en el rendimiento estudiantil puede explicarse por dos factores. La conformación de un equipo base y la adaptación al sistema táctico: cuatro hombres en el fondo -Solís, Rain, Guidi y Oroz o Ramírez- dos volantes defensivos de buen trato de balón -Ribera y Segura- un mediocampista de gran despliegue -Figueroa-, otro talentoso y punzante como Jorge Valdivia y la dupla de ataque compuesta por Viveros y Olea. El tema disciplinario también preocupa y por eso la directiva incluyó en el staff técnico a un sicólogo para controlar a jugadores como Valdivia y Cataldo que tuvieron problemas en Colo Colo y Audax, respectivamente. |
Antes de iniciarse el partido, los gritos hacia Víctor Castañeda en el túnel de acceso a la cancha eran variados. "¡Castañeda, por tu culpa la gente no viene al estadio!", le gritaban algunos hinchas justo cuando subía las escaleras que conducen desde los subterráneos del Nacional al primer piso.
El técnico, sin embargo, parecía no preocuparse de lo que decían. Al contrario, se reía sarcásticamente, pensando tal vez que tras el partido ante Universidad de Concepción cerraría varias bocas críticas.
Pero nada que ver. Castañeda tuvo que dejar Ñuñoa con una silbatina ensordecedora, peor que los gritos del comienzo. La gente no le perdonó un rendimiento tan pobre del equipo que dirige. Y con razón.
En el análisis del hincha no hay razones. La "U" cumplió una jornada olvidable y sumó además un triste récord, pues de los últimos ocho partidos, los azules apenas han ganado uno, frente a Católica. El resto han sido derrotas y empates, algo que el paladar de los hinchas está lejos de aceptar.
Ayer la "U" fue una suma de errores. Castañeda diseñó un esquema que no le dio resultado, pues la suma de voluntades de los jugadores no tuvo correlato con el fútbol. Impresionó ver a un equipo tan falto de ideas, incapaz de urdir jugadas de riesgo y, lo más grave, falto absoluto de afiatamiento.
En los vestuarios, Castañeda se justificó diciendo que "yo no soy el que juega", aunque seguramente por su rol de técnico él tiene varias responsabilidades. La principal: el equipo que dispone desde el comienzo está lejos de ser el ideal. En la banca se quedó gente como Asprilla, Raponi y Rivarola, mientras en el campo improvisó con otros como Rojas o Durán, quienes rara vez han incursionado en el primer equipo.
La mejor muestra de que se había equivocado estuvo dado por los cambios que se vio obligado a realizar, pues los suplentes de lujo que tenía en el banco debieron entrar para intentar solucionar los inconvenientes.
Metodo simple
Universidad de Concepción enredó al local con un método simple, pero conocido: tener la pelota. Los penquistas, que mostraron un encomiable espíritu ofensivo, siempre fueron protagonistas del cotejo, incluso en la segunda fracción, cuando el cuadro santiaguino avasallaba más con voluntad que con fútbol la portería de Carlos Ortega.
En la primera fracción, los del Campanil tuvieron cinco llegadas clarísimas de gol, contra una sola del local, lo que demuestra el peso de uno y otro equipo. Las diferencias además se hacían evidentes en el mediocampo, donde Ribera, Figueroa y Valdivia, todos jugadores de buen corte técnico, hacían prevalecer sus condiciones. La contraparte azul era un mediocampo luchador, pero muy poco técnico, donde Carlos Garrido, Marcos González, Nelson San Martín y José Rojas demostraron no estar preparados para tocarle un balón a sus compañeros.
A los 3', ya esa premisa estaba cumplida, pues Garrido se equivocó en devolverle una pelota al portero Herrera, lo que provocó el penal y la apertura del marcador. El empate de Fernando Pierucci, a los 14', quien batió a Ortega con un tiro violento, fue sólo un espejismo, pues los penquistas se pusieron en ventaja luego a través de Olea (23') y después casi aseguraron el partido (57') con anotación de Ricardo Viveros.
Con el 3-1, el local apeló a su habitual amor propio que le valió un descuento de Asprilla, pero que en rigor no sirvió para mucho más. Porque la gente sigue divorciada con el equipo y porque las críticas no paran. Castañeda tendrá una semana difícil, la más difícil de su gestión a cargo del equipo. El Campanil estremeció a la "U".
En Universidad de Concepción, las sensaciones por el triunfo ante la "U" eran de haber conseguido una victoria histórica. Marco Olea, la figura de los sureños, recordó el año 1999 cuando Víctor Castañeda lo despidió de la juvenil azul. "Nunca me quedó claro. Habló conmigo y tuve que irme. Yo no quería, pero así es el fútbol", reconoció el delantero, quien ayer tuvo su propia revancha, al ser autor de un gol y artífice del segundo.
Fernando Solís, en tanto, tiene una historia similar, pues fue despedido el año pasado por Universidad Católica y tiene algunos dolores guardados, especialmente con el actual técnico cruzado, Oscar Meneses. "A mí lo que me duele de la salida de Católica es que nadie me dio la cara. A Oscar Meneses yo lo veía como un amigo y por eso esperaba un gesto de él, que me dijera que no estaba en sus planes Pero nada. Quedé muy decepcionado de su actitud, porque lo esperé hasta última hora para negociar mi permanencia en la UC. No le costaba nada decirme lo que pensaba".
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