Última actualización: 20050521.

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Artículo de Diario Las Últimas Noticias (digital) del 20031210

Sección Deportes.

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Un accidente casi acaba con la vida del talentoso futbolista

Un accidente casi acaba con la vida del talentoso futbolista

Cristian Pino
Acostumbrado ya a las pruebas del destino, el jugador se vio más cerca que nunca de la muerte cuando el automóvil en que viajaba hacia Santiago se volcó. "El médico dijo que podía quedarme paralítico", explica.



Cuando Mauricio Cataldo habla su voz se escucha entrecortada porque la vida se ha encargado de transformarlo en un joven temeroso, tímido y cansado de aguantar que los mazazos le caigan encima una y otra vez, como ayer, cuando nuevamente el destino puso su vida al límite con la muerte. El jugador se salvó de milagro después de que el automóvil en que se trasladaba desde Concepción hacia Santiago se volcó a la altura del kilómetro 286 de la ruta 5 sur, un accidente que en rigor comenzó a gestarse el último domingo, cuando su equipo quedó eliminado del Torneo de Clausura.

Aprovechando que dos cadetes que estaban a prueba en Universidad de Concepción debían volver a la capital -se llaman Iván Salinas y Óscar Riquelme- el futbolista le pidió permiso al técnico Fernando Díaz para anticipar su partida a Santiago junto a los juveniles. En principio iba a viajar este viernes, pero optó por adelantarse para darle una sorpresa a Carolina, su pareja. Ella debía presentarse anoche a su ceremonia de graduación de enseñanza media.

Tras un asado de camaradería que el lunes por la noche disfrutó todo el plantel penquista, Cataldo se acostó temprano. A las 6 de la mañana tenía que levantarse para iniciar el viaje en el Suzuki Balleno de Iván Salinas padre, cuyo hijo del mismo nombre partió al volante.

Tras un par de horas de recorrido, sin novedad en el frente, la falta de sueño venció al conductor, quien perdió el control de su vehículo, que se volcó y cayó en una zanja después de varias vueltas. Sus cuatro ocupantes fueron enviados de urgencia al Hospital Base de Linares. Cataldo sufrió contusiones en la columna, un corte en la ceja derecha y varios golpes en las piernas y en la muñeca derecha. El joven chofer fue el más damnificado, con una fractura de cráneo y politraumatismo. Los otros dos pasajeros resultaron ilesos.

Cataldo, sin embargo, llegó a pensar lo peor. Así lo reflejó su voz nerviosa desde su habitación en el hospital de Linares.

"Iba durmiendo y desperté con el impacto. Abrí los ojos y mi brazo estaba atrapado entre fierros, pero lo más terrible fue que no sentía mis piernas. Llegué al hospital y no sentía nada. Apareció el médico y cuando le conté lo que pasaba dijo que podía quedarme paralítico. Me puse a llorar como un niño. No podía aguantar el llanto. Creí que me iban a cortar las piernas. Tuvo que pasar como media hora para que el miedo se me quitara. Fue en ese momento cuando empecé a sentir que mis piernas estaban intactas", relata Cataldo, quien hoy sería dado de alta.

-¿Alguna vez sentiste la muerte tan cerca como en esta ocasión?

-Cuando abrí los ojos sólo pensé en mi hija y en mi polola, a la que quería darle una linda sorpresa visitándola en el día de su graduación. Por suerte estoy vivo para contar esto y le doy gracias a Dios por eso y también porque las otras personas que iban conmigo están vivas.

 


A sus 24 años, Cataldo ha pasado por todas

El terrible infortunio del rey de la rabona

Cristian Pino

Los dramas y golpes duros se han convertido en una constante del camino que sigue Mauricio Cataldo, talentoso mediocampista y rey de la rabona en Chile, un joven que no sólo ha debido luchar para demostrar sus virtudes en la cancha, sino que además ha tenido que sobreponerse a los innumerables tropiezos que le ha impuesto el destino.

El futbolista se crió en el difícil ambiente de la población Las Mercedes, en la Florida, y a los 16 años pensó que la vida comenzaba a cambiarle: debutó en el primer equipo de Audax Italiano y, gracias a sus delicados movimientos con la pelota en los pies, de inmediato fue comparado con Claudio Borghi.

Dos años después, aburrido de que Óscar Malbernat lo dejara en el banco de suplentes y guiado por las malas influencias, Cataldo se entregó a la vida y al trago. "Tomaba para evadirme. Dejé de ver a mi hija y hasta me fui en cana por manejar con trago", confesaría después.

Audax no quería perderlo, trató de recuperarlo y lo llevó vivir al condominio Don Sebastián de La Rioja, en la misma comuna pero un lugar bastante más tranquilo. El problema es que en agosto de 2002 Cataldo tuvo una recaída: en su departamento ocurrió un confuso incidente con heridos y algo de sangre.

Pese a tales desventuras, de la mano José Luis Carreño, su tutor personal, Cataldo logró salir adelante. A principios de año partió a préstamo a Universidad de Concepción y vivió un giro radical, dejando atrás sus peores días, cuando hasta pensó en suicidarse. "Lloraba todo el día y no podía ver a mi hija Constanza. No me suicidé sólo por el amor que le tengo a mi madre y a mi niña", reconoció hace poco. Ayer, cuando su camino se había enderezado por voluntad propia, la vida volvió a torcerlo.

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